Como caída del cielo, asi se titula el reportaje que le dedica La Razón a Marta Torné este domingo. Si la serie está causando furor en España, no menos el descubrimiento de Marta Torné como actriz.
Ella no lo sabe, pero pasar diez minutos en la desierta azotea de un edificio a la espera de la aparición si no divina sí estupenda es tiempo más que suficiente para imaginar un guión inquietante incluso si te pones tenebroso. Así las cosas, en un momento de despiste del periodista, casi igual que en las películas, Marta cayó como caída del cielo, qué más da que hubiera subido por la escalera de incendios, vestida de rojo y con una blackberry en cada mano, no fuera a perderse. Y así continuó la historia: la bella aparecida se disculpa tal si fuera necesario hacerlo y pronto pasamos a la acción, a buscar la manera de calmar la sed en una cafetería fantasma, lo que son siempre las cafeterías de oficina los viernes por la tarde. Despúes de abrir puertas con más ansia que suspense, encontramos una nevera llena de bebidas frías, de la cuales, como comprobará mañana el camarero, faltan cuatro. A la cita se apunta Jose, amigo periodista de Marta por si eramos pocos, y en un par de minutos, unidos por la miseria generacional, acabamos repartiendo mails y hablando de lo pobres que somos, de lo mucho que nos gusta movernos en taxi y de lo poco que compramos el bonometro.
Como ella, que se gastó casi últimos 40 euros en ir a un casting de Luis San Narciso, el tótem de la cosa, con la absoluta convicción de que la respuesta sería un "no nos interesas" más grande que sus ganas de volver a trabajar. Para su sorpresa y, mejor aún, para la de los espectadores, aquella chica de risa fácil que entró como un terremoto en TNT de la mano de Jordi Gónzalez despúes de coger tablas en City Tv, fue la elegida para uno de los papeles principales de "El Internado" (Antena 3), la serie revelación de la temporada. Así que, de un día para otro y anteayer sin creérselo demasiado todavía, pasó de colgar el teléfono a los pesados del corazón que pretendían sacarle los colores, de rechazar cheques llenos de ceros a cambio de ser largona ocasional, a convertirse en una misteriosa criada dispuesta a hacerse un hueco entre bestias como Amparo Baró, Luis Merlo y Natalia Millán, dispuesta a no ser presa fácil de los escépticos.
En esto que el peridosita, Jose no, quien esto escribe, le promete a Marta que verá con ojos críticos su trabajo y le dará una opinión sincera antes de lo imagina. Tan antes que ayer el maratón televisivo no fue de "Perdidos", ni siquiera de " Heroes", esa serie de los súperpoderes en la que ella elegiría la capacidad de adoptar cuerpos ajenos para ligarse a Brad Pitt, a ver, sino "El Internado". Y de Marta, sobre todo de Marta, la sorpresa más fenomenal que ha dado la tele en los últimos meses. Menudo pelota, pensarán algunos, pero a estas alturas ya todo nos da igual, todo menos este larguísimo verano en el que la serie parará pese a ella, que preferiría seguir rodando, seguir aprendiendo y, como dice el periodista, quien esto escribe no, Jose, vivir cada jueves una emoción igual a la que sentimos en Nochevieja cuando están a punto de dar las doce. Pero lo dicho, a su pesar, Marta este verano tendrá vacaciones, y se irá a barcelona para ver a su familia y amigos, a Nicaragua con una ong y a pocos sitios más, contando los días que faltan para volver a plató.
Tanto contar nos dan las siete y pico, demasiado tarde para ser puntual en su siguiente cita, así que nos apresuramos a borrar las pruebas de nuestro paso por la azotea fantasma, en recoger latas y colillas y salir de allí, del decorado que adornó la historia de nuestro encuentro, sin hacer apenas ruido. Como si semejante terremoto le fuera fácil no dejar huella.