Hablando de profesores y alumnos... Martín, ¿tú vas a acabar la carrera?
Martín: Quiero pensar que sí. Me quedan seis asignaturas... pero me siguen quedando seis desde hace año y medio. ¡Espero que no me queden seis para toda la vida!
Ahora en septiembre estrenas ‘Los girasoles ciegos’. Una historia basada en un libro increíble del mismo nombre...
Martín: El libro es una joya. Que te caiga en las manos es una suerte y una putada, porque pone el listón muy alto. Hay adaptaciones que se han hecho muy bien y otras que no tanto... A ver qué tal.
¿Cómo ha sido meterse en la piel de un personaje en una época tan difícil como la Guerra Civil?
Martín: Muy bien. Me ha tocado investigar sobre la Guerra Civil, una etapa que creo que no está superada. Creo que gran parte de los problemas de hoy en día y esta división que se habla de las dos Españas tiene ahí su raíz. Quizás nos permita comprender muchas de las diferencias que hay. Es una herida que no ha cicatrizado del todo.
Se te ve contento con tu papel...
Martín: Sí, estoy contento.
Ana: Ya vivió el drama en su momento... y lo viví yo cuando estaba aprendiéndose el guión.
Martín: Bueno, supongo que la distancia ayuda a verlo distinto.
Por lo que decís, os aconsejáis mucho entre vosotros dos...
Martín: Yo suelo preguntarle mucho a Anita, confío mucho en ella, porque tiene mucho criterio...
Ana: (Tímidamente). Noooo.
Martín: (Se reafirma y se ríe). Sííí.
Mira, Ana, igual no besas bien, pero tienes criterio. Algo es algo.
Ana: ¡Oye! Que sí beso bien... (risas). ¡Martinho, di algo!
Martín: ¡Mira qué labios! ¡Cómo va a besar mal con esos labios!
Ana, tú estás rodando una nueva película, ¿verdad? Cuéntanos.
Ana: Se llama Mentiras y gordas, y estoy feliz. Extrañaba hacer cine.
¿Cómo es tu personaje?
Ana: Es una chica que vive el día a día y comparte piso con su amiga, gorda, y está enamorada de quien no debe, el novio de la chica. Todo son mentiras... y gordas.
Debe ser genial quitarse el traje de ‘El internado’. ¿Cuál sería vuestro papel ideal?
Martín: La gata sobre el tejado de zinc caliente.
Ana: Yo no sé... ¡pero este niño sabe tanto, que lo diga él!
Martín: La rosa de El Cairo.
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Vía Ragazza
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