domingo, 14 de diciembre de 2008

MARTIN RIVAS E IRENE ESCOLAR EN RAGAZZA

Hola chicos. Habéis estrenado película histórica con reparto de lujo, ¿cómo ha sido trabajar con actores consagrados como Maribel Verdú o Javier Cámara?
Martín:
Para mí, Los girasoles ciegos ha sido la oportunidad de debutar en el cine. Creo que el libro homónimo es una joya, un documento histórico que quedará ahí para la posteridad. En cuanto al reparto, nunca pensé que trabajaría con actores tan buenos desde tan joven.
Irene: Yo no puedo decir “tan joven”, porque ¡ni siquiera me había imaginado una oportunidad como esta!
Martín: Javier Cámara es de las personas más divertidas que he conocido nunca. Tanto él como Raúl Arévalo han sido dos ejemplos y coincidir con ellos, ¡un lujo!

Interpretáis el drama de una joven pareja de la posguerra española. Es una historia muy intensa, ¿cómo preparasteis los personajes?
Martín:
Lo que hice fue documentarme históricamente y ponerme en su situación. Lo bueno es que, aunque la aparición de nuestros personajes es breve, les suceden muchas cosas y eso permite trazar un arco de tiempo que te ayuda con la interpretación.
Irene: Yo leí el libro para poder comprender mejor a mi personaje. Y funcionó.

¿Después de papeles tan intensos es muy difícil deshacerse de los personajes?
Irene:
Sí, yo días después del rodaje, echaba de menos la tripa (en la película hace de embarazada). Pero estuvimos poco tiempo rodando, casi cuando estábamos empezando a cogerles cariño, terminamos.
Martín: Creo que esto sucede más en teatro, cuando te tiras un año interpretando al mismo personaje, o cuando haces un papel protagonista en el cine. En nuestro caso, lo que haces es intentar comprender al personaje y sufrir un poco con él.

¿Qué fue lo más díficil durante el rodaje?
Irene:
Hombre, cuando llegas allí tienes tensión y nervios por lo que supone el proyecto, pero yo me lo he pasado muy bien. Los actores… ¡imagínate! Yo tengo una secuencia con Maribel Verdú en la que si no hubiera sido por ella, seguro que no hubiera quedado tan bien, he aprendido mucho.
Martín: Para mí, el esfuerzo físico, porque en una secuencia de un bosque iba muy cargado y con un alza de ocho centímetros, porque mi personaje es cojo. Además, claro, los nervios de perder la virginidad en el cine y la presión de hacerlo bien.

(De repente, suenan unas carcajadas… es el politono del teléfono de Irene. Martín, partiéndose de risa, me explica que es la risa de ‘Elmo’, el simpático monstruo rojo de ‘Barrio Sésamo’).


Me imagino que trabajar juntos no ha sido nada complicado, ¿no?
Martín:
Ha ido bien, muy bien. Irene se ha portado muy bien conmigo. (La mira dulcemente... y ella se parte de risa).
Irene: Nada más conocernos, nos hicimos amigos; rodar juntos fue divertido.
Martín: Sí, digamos que lo nuestro surgió, más bien, después de la película.

Durante el rodaje, ¿os ayudabais dándoos consejos el uno al otro?
Irene:
Claro, de hecho nos conocimos porque decidimos quedar antes para hablar de nuestros personajes y no llegar al rodaje, que era en Galicia, a interpretar a una pareja ¡sin ni siquiera habernos visto nunca!
Martín: Mirarnos y entendernos fue importante para mejorar nuestros papeles.

Y eso se os dio bien, ¿no? Lo de miraros...
(Los dos se ríen y se miran, se ríen y se miran).
Irene: ¡Sííí!

Ya que sois actores, contadme: ¿qué cualidad interpretativa destacaríais el uno del otro?
Irene:
En realidad, solo hemos grabado tres días juntos…

Sí, pero seguro que tú, Irene, le habías visto en ‘El internado’…
Irene:
Bueeeno, a raíz de estar juntos soy una gran fan de El internado, pero antes no veía mucho la tele (él se ríe en plan “ya, ya, excusas”). Al ver la serie ahora, ¡me he enganchado! Lo juro.
Martín: A mí me encanta su voz…
Irene: Ummm, bueno, pero ya le encantaba mi voz antes de verme actuar…
Martín: Es cierto, es que es muy difícl separar lo que me atrae de ella de lo que me gusta de sus interpretaciones.
Irene: Vale, pues a mí me encanta la mirada de Martín. Es alucinante.

Bueno, entonces, ¿cómo saltó la chispa durante el rodaje?, ¿mientras grababais?
Martín:
Fue un poco todo, por el hecho de compartir ese tiempo juntos. Yo siempre comparo los rodajes con un campamento de verano: en un espacio de tiempo corto, pasan muchas cosas y todo el mundo tiene los sentimientos a flor de piel…
Irene: Y también, imagínate, tienes que estar fingiendo unas sensaciones que, de repente, se convierten en realidad. Tenemos una secuencia, por ejemplo, en la que nos estamos mirando y él me está consolando y yo de repente… ¡Ay! Sentí un montón de cosas.

Volveríais a trabajar juntos, ¿verdad?
(Se miran y asienten). Martín: Sin duda.

Irene, tú vienes de una familia de artistas (su abuelo es el actor Emilio Gutiérrez Caba) y, Martín, tu padre es el escritor Manuel Rivas. ¿Os han marcado vuestros orígenes artísticos?
Irene:
Claro, decía Luis Buñuel algo así como: “Somos nuestras memorias, nuestras memorias nos hacen lo que somos, sin ellas no somos nada”. Y ese es mi caso, si no tuviera el recuerdo ligado al teatro desde que nací, no hubiera querido ser actriz.
Martín: Yo hasta los 18 ó 19 años no supe que quería ser actor, pero tengo que agradecerle a mi padre que se haya preocupado por que tenga inquietudes. Mi casa siempre ha estado llena de libros por todos lados. Mi madre se queja porque cuando se va a acostar, ¡la cama está llena de libros!

Irene, ¿eres consciente de que como novia de Martín eres la chica más envidiada del país?
Irene:
¿Tú crees? ¡Cosas de la fama!
Martín: Sí, la fama es algo a lo que no termino de acostumbrarme. Por la calle, a veces te adoran y otras te insultan. Estoy aprendiendo a llevarlo pero no es divertido.

Quizás influye que pareces algo tímido...
Martín:
No, pero sí algo reservado. Para poder abrirme, tengo que asegurarme de que estoy con la persona adecuada. No me gustan las relaciones fast food; al revés, me gusta tomármelo con calma y ganarme a la persona y que la persona me gane a mí… Mucha gente crea un sentimiento de posesión hacia mí porque me ve en El internado... y no es así.

¿Te planteas seguir en la serie?
Martín:
Sí, para mí es una escuela. A raíz de este papel me están saliendo otros proyectos, como esta película, por ejemplo. Vamos a grabar 14 capítulos más y la verdad es que estoy muy contento con Marcos: está cuidando bastante de mí y yo al mismo tiempo cuido de él.

¿Puede ser ‘Marcos’ de esos personajes que comentabas antes, de los que te encariñas?
Martín:
Claro, me he encariñado con él, pero temo que la gente me mire y vea solo a Marcos.
Irene: En esta película interpreta un papel totalmente distinto y no se ve a Marcos por ningún lado.

Para terminar, ¿cuáles serán vuestros próximos proyectos?
Martín:
Ir de vacaciones con Irene y seguir con los capítulos de El internado.
Irene: Yo, en febrero, estrenaré una obra de teatro donde interpreto a una chica que vive en un coche con su novio. Ya os contaré.

(Así, felices y enamorados, nuestros héroes salieron volando del estudio, directos al corazón de la Gran Manzana. ¡Ay! ¡Sayonara babes!).

SU SUPERHÉROE PREFERIDO...
Irene:
“Me quedo con Batman, en todas sus versiones”.
Martín: “No he sido muy de superhéroes pero estéticamente me gusta Lobezno, de X-Men”.

SI TUVIERAN UN SUPERPODER...
Irene:
“Tener las telarañas de Spiderman para escalar edificios o poder transformarme en la persona que quisiese, como la mala de X-Men, o teletransportarme…”.
Martín: “Creo que me gustaría poder ver a través de las paredes”.

SU EXPERIENCIA MÁS HEROICA:
Irene:
“Salvé a una niña que aparentemente se estaba ahogando”.
Martín: “O sea que a lo mejor solo estaba jugando y tú te lanzaste a por ella. (Se parte de risa). En Galicia hemos estado en unas fiestas que consisten en recoger caballos salvajes por el monte…”.
Irene: “Sí pero eso no es nada heroico, a mí no me salvaste de nada”.
Martín: “Bueno, pero yo iba por ahí saltando por el bosque con un palo y me sentía el Último Mohicano”.
Irene: “Muy gracioso. ¡Lo parecía realmente!”.
Martín: “Yo igual, he leído más de Mortadelo y Filemón que de superhéroes de la Marvel”

LAS CLAVES DE SU AMOR:
1.- SUPERPACÍFICOS:
Según un estudio, las parejas que discuten, viven más tiempo. ¿Es cierto?
Martín: “Espero que no, porque nosotros no discutimos apenas. ¿Qué opinas?”.
Irene: “No, además me pongo muy nerviosa cuando lo hago. No entiendo a las parejas a las que les gusta discutir”.

2.- FIELES, CLARO: El 72% de las parejas perdonaría una infidelidad, ¿seríais capaces?
Irene: “Para mí la fidelidad es muy importante, creo que no perdonaría una infidelidad”.
Martín: “Depende, no tanto de la infidelidad si no de cómo se produzca y cómo te lo digan…”.

3.- MUY ROMÁNTICOS: El 78% de los chicos recorrería miles de kilómetros por ver a su chica un rato, ¿algo que añadir?
Irene: “Me encantan las historias románticas. Un amigo se vino de Chile para estar dos días con su novia. ¡Qué bonito!”.
Martín: “Pues yo sería capaz de eso y de mucho más”.
Vía Ragazza

1 comentario:

Toma Pan y Circo dijo...

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