domingo, 24 de enero de 2010

LA NUEVA CANTERA: ELENA, YON Y BLANCA

Un personaje con carisma y buenos proyectos
Podría haber sido mecánico, por su pasión por los coches, o profesor de Educación Física, pero Yon González escuchó a esa voz interna “que me decía que tenía que ser actor”. Quizás ocurrió mientras colocaba sillas en las funciones amateur de su hermano mayor, Aitor Luna, el Montoya de Los hombres de Paco. Hace cuatro años, este actor vasco se apuntó a una agencia de modelos, y pronto le convocaron para las pruebas de SMS, que superó sin problemas. Su luna de miel con la televisión perdura gracias al popular Internado. Su personaje –Iván–, algo agresivo, bocazas y con ínfulas de líder, le ha hecho conocer la locura de la popularidad, “que a veces me supera y otras me hace pasar algo de vergüenza”, pero también le ha dado unas tablas que nunca pensó que llegaría a tener tan pronto. Pese al éxito, confiesa, su debut en cine con Mentiras y gordas le resultó terriblemente decepcionante, fruto de un rodaje caótico sazonado con “actitudes poco claras e intereses ocultos”. Sin embargo, persevera y prepara para este año dos prometedoras incursiones: el drama amoroso El sexo de los ángeles, de Xavier Villaverde, y el thriller Alpha.

Carrera al margen del apellido
El mismo día en que cumplía los 19, Elena Furiase inició su andadura en El internado y con ello dio un paso más en la continuidad de los Flores en el mundo del espectáculo. El balance que hace la hija de Lolita de estos dos años de continuo trabajo no puede ser más positivo: “El cariño del público ha superado del todo ese miedo de que me midieran con una vara más severa por ser mi familia quien es”. En ese tiempo ha debutado en el teatro y el cine, gracias a El libro de las aguas, de Antonio Giménez Rico, “que sirvió sobre todo para inyectarme el gusanillo de las películas”. A la vista, varios estrenos en el 2010: Animales domésticos, junto a Adam Jeziersky, “un drama generacional en torno a cómo se debe educar a los hijos”; Anguist, un filme de terror psicológico “que espero se sume a los éxitos que el cine español está logrando en ese género a escala internacional”. Dos papeles que se unen a esa galería de personajes que acaban teniendo vida propia “como si fueran trocitos de mí que voy dejando por ahí”.


Oportunidad bien aprovechada
Aunque desde pequeña Blanca Suárez tenía claro a qué quería dedicarse, ser demasiado consciente de que “en esto todo está siempre en el aire” le hizo plantearse la opción del patinaje artístico, faceta en la que destacaba. “Incluso comencé Comunicación Audiovisual, pero también decidí darme la oportunidad de llegar a ser actriz.” Hubo suerte en los castings, y enseguida surgieron las primeras oportunidades. En televisión, su personaje de Julia en El internado le ha procurado tanta popularidad que incluso tiene su propia página web, “que considero un instrumento fundamental tanto para mi trabajo como para mantener el contacto con la gente que lo sigue”. En el cine, el filme de terror Eskalofrío y la biografía de Gil de Biedma El cónsul de Sodoma son sus primeros trabajos. Este 2010 la empareja en dos filmes con Mario Casas. También ha participado en la Wikipeli de José Corbacho, realizada con las aportaciones de cientos de internautas. Su pareja es el actor Javier Pereira, con quien afirma compartir “las idas y venidas de esta profesión, sabiendo que tienes al lado alguien que las comprende muy bien”.

1 comentario:

Alba Cullen dijo...

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